Comentario
Más allá de una miscelánea de canciones, Harresilanda encierra una trama circular e inagotable. Trece piezas de un espejo roto reflejan otras tantas miradas. Con sencillez e intensidad,cada canción no sólo concentra una emoción completa,sino que añade también su forma al contorno de un retrato mayor. Los textos señalan las pistas necesarias para avanzar por el interior de un álbum que se antoja laberíntico hasta las últimas consecuencias. Aquellos intrépidos recolectores de guiños y palabras certeras obtendrán la recompensa de contemplar nítidamente el punto de partida: abstracto cuadro inicial, ahora retrato feroz de uno mismo. Después de Planes de fuga (2001), Deriva (Donostia 1999), propone una nueva obra excepcional y perdurable.
Demasiado humanas; demasiado impuras...
La primera vez que escuché Harresilanda me causó de verdad una gran impresión.Fue durante una fiesta en el estudio de grabación de Iñaki de Lucas.El vino tinto corría y las canciones recién masterizadas sonaban a todo volúmen.
A pesar de su tristeza infinita, todo el mundo allí parecía eufórico. Recuerdo que tuve el impulso de escapar y aplazar la escucha, por ese trastorno nervioso que supone enfrentarse a obras demasiado humanas y demasiado impuras. Ahora Rafa Berrio me llama para que escriba la hoja de promoción del álbum y eso no me resulta difícil porque lo llevo escuchado unas cincuenta veces y estoy sin duda en el secreto del disco. Porque por más que su autor me ponga cara de escepticismo, el disco tiene un secreto. Antes que yo, ya lo vislumbraron los músicos que tocaron en las sesiones, y aún antes, el periodista Jordi Rue, que escribe la pequeña nota insertada en el archivo pdf del propio CD. Rafa lo niega y dice que la opinión del autor es siempre la más superficial...pero a mí no me engaña...aquí hay una trama argumental común que atraviesa cada una de las canciones. Es obviamente una historia de amor fou, de amantes desquiciados que odian lo que aman y aman lo que les hace sentirse tan desdichados. Algo muy corriente en el fondo. Y todo esto en el escenario de La Ciudad. Las calles que oprimen pero que tambien les ven pasar exaltados y bebidos; la grisura pero tambien el ansia de vivir. Hay dos personajes y un narrador, porque he advertido que casi todos los temas están escritos en segunda persona y no se me escapa tampoco que el autor ha querido desordenar maliciosa y conscientemente este hilo argumental y dejarlo a la inteligencia del oyente.
Lo resuelvo: **La piel a tiras, Melancolía, Algo delicado y difícil, incluso Harresilanda**, son canciones que hablan de las otras mujeres. Aquellas que no tienes precisamente a tu lado.El romance que sucede “en otro lugar/donde tú no estás”. Quizá de las relaciones ilícitas y ajenas a la mujer amada...Un algo de barra americana se deja adivinar, sobre todo en la primera pieza, si no me equivoco.
Sigo aventurando: en Bronca; Yo te sufro; Duele; Realidad y la cíclica **Lo que trae el río**, evoluciona el drama propiamente: Imposible que el amor se desarrolle fuera de esa esquizofrenia de atracción y rechazo.¡ Y fijaros que en Bronca, toma la palabra y habla por primera vez “ella”! ...Las piezas del espejo roto van encajando... Finalmente, **Corazón al revés, No sólo de amor** y quizá Invisible, responden al escenario urbano y los lugares de la perra insatisfacción y el júbilo ciertamente insensato y alucinado. Esto es: La Ciudad, a la que “no se sobrevive” (Un aparte merece En sueños, que a mi entender, trata de una bella invocación de ultratumba.) Una vez que entiendes esto, es fácil adivinar también el porqué del título (“Es sólo una palabra bonita” me respondió Berrio mintiendo con candor angelical). Pues no. La continuación natural de su anterior álbum, Planes de fuga, es este irónico Harresilanda, traducido por extramuros o murallas afuera, cobrando ahora sentido la idea de “cerco” sobre las relaciones entre hombres y mujeres, y entre los “transeuntes de la inopia” y la ciudad sitiada que refiere la canción que titula el álbum, por cierto, magníficamente reflejado en la portada y el tríptico que ha dibujado Cheli Lanzagorta.
**Paréntesis**: con relación a estas ilustraciones, creo haber descubierto la fuente (¡!). Están inspiradas muy posiblemente en aquel tema de Amor a Traición, y cito de memoria:
Mi alma es un laberinto
con un dragón rabioso en el centro.
Mi corazón ya es distinto:
¡Qué silencio y qué calma adentro!
¿He desvelado demasiadas cosas? No lo creáis.Aún en la escucha número 51 presiento que descubriré otras tantas, pues los matices son muchos y complejos y los textos se las traen...¡Qué horror, esto se parece a ...la Cábala ! (Ahora me propongo contar el número exacto de veces que se repite en los textos la palabra “Ellas”). Seguimos en contacto en su web: rafaberrio.com. Koan Amiama. Zumarraga, febrero de 2005.