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Comentario

**SEXO EN EL CUADRILÁTERO DEL BLUES* Contado por The King Bee, el abejorro lujurioso adicto al sex & blues*

Le preguntaron a Woody Allen si creía que el sexo era sucio. Éste respondió con trágica seriedad: "solamente cuando está bien hecho". The King Bee simpre ha aplicado esta fórmula en sus visitas a Queen Bee, siempre lleva además a la colmena algún disco de enérgico blues o soul derretido que debe pasar la prueba final.

“Los reyes del K.O.” grabado por Marcos Coll y Adrián Costa con producción de Naco Goñi y editado por la casa del blues de Soraluze, ha superado todos los controles de íntima calidad. The King Bee tuvo acceso a estas cintas hace unos meses, las escuchó una y otra vez sin preocuparse aún de quiénes eran aquellos músicos, aquellos cantos le acompañaron durante varias semanas cuando estuvo en la Barbanza gallega haciendo miel de verano. Oía al cantante en una pieza de boogie lujurioso, “I was bron in (la cercana tierra de) Santiago in 1979”. The King Bee se satisfacía en desnuda catarsis escuchando unos duelos de armónica y guitarra que saciaban la sed de vicio. Y la voz del cantante con su joven madurez, un cierto tono de inquietante fragilidad del mejor blues. Quienes conocen a Mose Allison, saben qué queremos decir.

Luego supimos ya quién era aquel dúo de piedra galega santiaguera que como los afro-americanos que iban del Delta a Chicago, recalaron en Madrid en el 99, fueron compinches de la Tonky Blues Band, y en ese nido veterano se codearon con tipos como Mick Taylor o Buddy Miles entre otros.

“Born in Santiago”, descubrimos allí, es una pieza adaptada de un blues de Nick Gravenites, un guitarrista, cantante y compositor que tuvo su mayor gloria junto a Buddy Miles y Michael Bloomfield en The Electric Flag. The King Bee también recuerda una pieza de soul blues del propio Bloomfield, que aquí Adrián Costa canta con lenta placidez; Eros y Tanatos van de la mano en este “Dead in my family” que en realidad es “Death in my family”. La instintiva transformación de la muerte de sustantiva en adjetiva es una buena metáfora de la excelente mutación de este clásico oscuro. No terminan las incitantes sorpresas. El “Twist and shout” de Coll y Costa es distinto a todos, el placer se acelera decelerando como hace esta gente tan bien ayudados por Javier Vacas y Antonio Alvarez en el ritmo. Los cuatro son Los Reyes del K.O.

Y estamos en los temas centrales del disco. Allí también están los cantos de orígen “gospel”: “Revelation”, “Reno Factory” y “Wade in the water” que son tres buenos ejemplos de esa iglesia afro-americana tan carnal, en particular la acelerada guitarra y la voz quebrada de Costa en “Revelation”.

Hay blues y armónica ululante en el excelente “Need my babe” que pieza original de un soplador tan legendario como Walter Horton. The King Bee ha podido revivir los viejos “blues” estilo “Bluebird” de Chicago con desarrollos que merecen los cinco minutos que duran como “Blue Shadowa” y también ha sudado con el registro medido y más jazzero de “I left my heart in San Francisco”.

Al principio y final del CD hay cuatro temas compuestos por el Coll y Costa y sus ritmo acompañantes, piezas de mucho boogie y otras sorpresas como “Turkey on the barn”. Da gusto oírle al Costa ese “my heart goes boom, boom, boom...” y también podemos reconocer la armónica nerviosa de Ñaco en “Cuncas blues special”, la pieza que cierra este disco. The King Bee está agotado tras los quince “rounds”, pero feliz también, jodido pero feliz, quizá porque ha terminado estas líneas mientras sonaba el ritmo de blues africanista de “Fucked up”. No importa por qué asalto comiences a escucharlo, “Los Reyes del K.O.” es un perfecto disco de blues. Y en directo nunca fallan.

The King Bee