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Comentario

**ASSTRÍO as soon as possible**

Hace apenas unas semanas falleció Jimmy Smith, considerado unánimemente el padrino del órgano Hammond B3. Antes que él, Wild Bill Davis, Fats Waller e incluso Count Basie, hicieron sus pinitos con esta peculiar máquina de rayos y truenos que tanto nervio ha insuflado a los amantes del groove de cualquier época. Pero después de él nadie pudo ignorar su aportación, no en vano fue maestro de varios de los organistas que se subieron a la estela soul-jazz que él abrió a finales de los 50: Shirley Scott, Larry Young, Jack McDuff, Lonnie Smith, Jimmy McGriff… Algunos con su propia personalidad, otros con un estilo muy mediatizado por los logros del “Increíble Jimmy Smith” (así firmaba sus discos para Blue Note), y todos con el ritmo por obligación. El rock and roll había reclamado un lugar preferente en los gustos del público más joven, y esta era la respuesta de la América Negra en pos de su parte de la tarta. Con el paso de los años, sobretodo con la llegada en masa de la electricidad al mundo del jazz, nuevos teclados vinieron a ocupar el lugar de privilegio que el Hammond ostentaba en las propuestas cercanas al espíritu del funk: el Fender Rodhes, el Synclavier, el Moog… El B3 cayó en desgracia (su descomunal peso tampoco invitaba a llevárselo de gira), hasta que a principios de los 90 el estallido del fenómeno acid-jazz lo recuperó como el sonido de moda. Entonces, combos como The James Taylor Quartet o Corduroy, y sampleadores inmisericordes como Beastie Boys o US3, lo trajeron de vuelta más vivo que nunca.

Paralelamente, en el terreno estrictamente jazzístico, músicos como Sam Yahel, Larry Goldings, o el trío Medeski Martin and Wood, retomaban los logros del pasado pero con la idea de aportar algo más que una excusa para el desenfreno y el baile. Participando de ambos espíritus revivalistas, **AssTrío** muestra un carácter funky y bacilón, pero sin renunciar a improvisar porque sí. Se han forjado en el directo barcelonés, verdadera prueba de fuego para este tipo de propuestas, que a menudo adolecen de falta de negritud. Un pecado imperdonable en la escena del groove!

Su puesta en escena puede pecar de excesivamente estética: un look cuidadamente canalla y un sonido muy pulido. La elección de los temas que versionean también puede ser discutible (por tópica), pero en ambos dan cuenta de su espíritu iconoclasta e histrión,lo que siempre es de agradecer en el mundo del jazz,donde a menudo los músicos se toman a sí mismo demasiado en serio. Evidencian un sentido del humor que nos recuerda sus primeros directos, cuando actuaban con el humorista catalán Berto Romero, en un doble programa cuando menos redondear la oferta, la voz de Laia Cagigal -que aquí canta un tema- ponía el toque soul en el apartado de covers.

En ese sentido, buscando la sorpresa constante, la versión de Caravan fusiona los scores de Ennio Morriconne que tanto gustan a Tarantino, con reminiscencias surf vía Dick Dale o los Ventures. Y el resultado es una curiosa mezcla que, lejos de desvirtuar el espíritu original, nos trae de vuelta la atmósfera exótica y criolla con la que Juan Tizol y Duke Ellington alumbraron este clásico. Medeski, Martin and Wood sonríen en la sombra ante estos crápulas aventajados...

Por contra, Hit Jotero y Fasten the Seatbelts recuerdan poderosamente al trío neoyorquino Soulive, lúbricos, funkies y sacando chispas a la fórmula del trío. No necesitan más para romper a sudar. Ritmos incopados, breaks a la JBs, material de primera para conocedores de las raíces del hip-hop con ganas de jugar. J**esús Paleta** mezcla un ritmo afrofunk con el terreno pantanoso del rhythm and blues y el inquietante colchón de la voz arábiga de Fatiha Houbabi, mientras que en The elastic Son aluden más directamente al clásico Hammond Groove del sello Prestige, menos Lonnie Smith y más Jimmy Mc Griff, Sugarman Three...

La versión de Somethin Stupid cae a priori un poco fuera de lugar, pero aún así tiene un ligero toque psicodélico muy sixties -como si Brian Auger & the Trinity quedaran a cenar con Burt Bacharach- que resulta curioso, con rockero crescendo final incluído. En la era del emocore, del post-rock y de las mil-y-una- etiquetas-posibles, seguramente no estén inventando nada, pero suenan enérgicos, inquietos y convincentes, que no es poco. Este tipo de formaciones muchas veces no acaba de funcionar en grabaciones de estudio, espontaneidad del directo, a menudo tan difícil de enlatar en un disco, pero el esfuerzo ha merecido la pena: As soon as possible suena urgente desde su propio título, y contagia el deseo de verles pronto en la carretera, en un local con la luz baja y la libido alta, como toda la estupenda música negra que atesora. Gotxi