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The Allnighters: un arranque en caliente

La banda vitoriana llenó las primeras horas del Azkena Rock Festival de dinámico soul y blues


Iturria: El Correo
Eguna: 2018/06/23

Natxo Artundo

 
En la capital alavesa hay quienes salen blusas. También, quienes salen de blusas. Pero, además, están aquellos a quienes les salen los blues de dentro, con ritmo y con alma, como The Allnighters. La banda, de nombre noctámbulo, tuvo que lidiar ayer con un implacable sol, que siempre afecta negativamente al 'show', pero salió airosa de la prueba.

Competían en horario con los Rival Sons, con una propuesta muy distinta, que a algunos no consiguió llegar. Como fue el caso del cantante y guitarrista de los bilbaínos Blues Morning Singers Mario Gómez Urresola. Como contraste, los asistentes al bolo de los alaveses permanecieron ante el escenario Love, e incluso crecieron en número a lo largo de la propuesta del septeto. Pese a un calor que debía de convertir la elegante chaqueta beige de cuero del vocalista en toda una sauna.

Ataviado con su característica gorra, Igu atacó con actitud y voz potente y un repertorio en el que asomaron piezas muy distintas. Y es que el mundo del soul y el rhythm and blues puede ser muy diverso y, a la vez, muy cercano. El apoyo de los instrumentos de viento vestía perfectamente todos a esos matices, mientras la preciosa batería Ludwig azul lanzaba incesantes ráfagas de ritmo. A la vez, el bajo creaba una sólida réplica. La maquinaria funcionaba a todo vapor.

Las dinámicas souleras de 'Waiting at the Station' o las reminiscencias de blues clásico de 'Everything is Changing' se fusionaron en el concierto con las contundentes frases de balada soul de 'I'm Gonna Miss You', por no hablar de la potente 'Tell the Truth', donde el público batió palmas con ganas junto a Igu, que cedió la voz solista en un tema a su hermano el guitarra Ernesto. Y aprovechó para lucirse con la armónica.

Con una dedicación más guitarrera que teclista, Íñigo Ortiz de Zárate hizo casi de todo, como terminar un tema con la rodilla en el suelo. Y en el cierre de las canciones se notaba un trabajo y detalles como los cambios de mano de micrófonos del 'frontman' o la coordinación para dejar al respetable clavado.

Hubo quienes se sumaron a la audiencia en diversos momentos. Y no es de extrañar, porque el grupo tocaba con ganas y con hambre de festival. Con 'Junior's First Harp' pusieron las cosas claras de nuevo. Ya sólo quedaba el trallazo final. No podía ser otro que 'Midnight Boogie', con la voz de Igu más aguardentosa y distorsionada, preguntando a los asistentes al bolo si estaban preparados para el boogie. Pues sí. Y, también, dispuestos.