Ternura hecha canción
IÑAKI ZARATA/
Intérpretes: Mikel Urdangarin (voz, guitarra), Rafael Rueda* (guitarra eléctrica), Saiela (batería), Bingen Mendizabal (violín eléctrico), Pablo Tato (saxofón soprano), Koldo Uriarte (teclados, coros), **Peio Ramírez** (chelo). Fecha: 14-Octubre-2005. Lugar: Sala de Cámara del Kursaal (Donostia). Asistencia: unas 300 personas.
Parece claro que el espacio de tres años entre su último disco propio de estudio, Heldu artean (2002), y la novedad que ahora presenta, Dana (2005), ha sido bien aprovechado por el cantautor Mikel Urdangarin. Si esa grabación asienta y enriquece su trayectoria creativa, su reproducción ayer noche en el Kursaal pequeño demostró que el intérprete bizkaitarra (Amorebieta/Etxano, 1971) está en un momento de plenitud escénica.
Hay que recordar para el curriculum que Urdangarin tuvo dos entregas más entre esos dos discos autónomos de estudio: el DVD en directo Lagun artean y el libro-CD colectivo Zaharregia txikiegia agian. Más sus cuatro primeros títulos, entre el 98 y el 2001.
En una agradable noche de viernes, pero con el público poco animado (se cayó el recital de los hermanos Auserón, a la misma hora en el Kursaal mayor, y Mikel mereció haber llenado el cubo menor), el zornotzarra y su perfecto grupo acompañante rubricaron casi dos horas de un pop estandarizadamente elegante en su esquema y perfectamente eficaz para arropar las 18 canciones que fueron recibidas con ese tipo de aplauso largo y convencido, sin estridencia ni exageración algunas, sincero.
En un panorama musical en el que abundan la banalidad y el mensaje manufacturado se agradece cual acariciante brisa otoñal que se representen en concierto historias tan bien contadas, cantadas e interpretadas como las de este autor vizcaíno nacionalizado gasteiztarra.
Posee Urdangarin una hermosa voz, perfecta para sus pasajes de ternuras y vivencias plenamente humanas. Y se presenta serio, conciso, inmerso y concentrado en su oficio. Le arropa un sexteto sin fisuras, en el que destaca quizás la refinada labor guitarrera de Rafa Rueda, irreconocible para quienes conozcan su poderío ruidista en el grupo PiL.T.
Han diseñado los responsables de imagen un paisaje secamente árido, resquebrajado, casi muerto (la sesión fotográfica se hizo en las Bardenas navarras) para el disco Dana. Pero canciones como Zu eta ni, Abendua, Gosaria, Musua, Hegan, Lo, Bihar, Zugan, Oinez o Ezin esan (sonaron en ese orden) son cálidas, pero húmedamente vivas, incluso floridas.
Recurrieron también Mikel y grupo a piezas anteriores (Urriko poema, Behin bazen, Lehengo moduan, Munduari begiratzeko, Negua) y el momento más entrañable del recital fue el emotivo Dana, que el ex bertsolari dedica a su madre en el disco, y que cantó en solitario. Más Baratze bat, la bella pieza de Pier Paul Berzaitz que Urdangarin lleva años cantando y que se esconde al final de este nuevo CD. Si por el guión del concierto habían pasado momentos duros y hasta trágicos, Urdangarin prefirió despedirlo con un himno de esperanza: On geratzen dan denbora. El mismo es, ya no una esperanza, para la canción popular euskaldun sino un sólido valor en alza.