Carlos Velasco, debuta con Muy personal

Carlos Velasco ha tardo la friolera de veinticinco (sí, 25) años en grabar su primer disco como líder, desde su lejano debut allá por la décado de los ochenta, en el mundo del jazz con grupos como Tálamo y Pork Pie Hat. En medio ha sido músico de sesión y ha acompañado a diversos cantantes de pop (Alejandro Sanz, Mocedades, Dinamita pa los Pollos…) en sus giras, tanto nacionales como internacionales. Pero el jazz nunca lo abandonó, incluso cuando cogió un taxi para ganarse la vida (las cosas de tener una mujer y unos hijos a los que cuidar y que le que le permite compatibilizar una nómina con su pasión musical) lo convirtió en su estudio. Carlos Velasco es uno de esos proletarios de la música, dicho con el mayor de los respetos, que mantienen vivo esto que se llama jazz.

El guitarrista no esconde en ningún momento sus cartas, es un instrumentista de corte clásico, con un fraseo limpio y cadencioso, poco o nada enfático, que encuentra en Wes Montomery o Joe Pass dos fuentes de inspiración, y que donde mejor se mueve en los terrenos del bop y del hard bop. Como este es un trabajo muy personal, y muy familiar pues está dedicado a su mujer y a sus hijos, todos los temas que suenan a lo largo de la hora de duración del disco son composiciones propias.

Para sacar adelante este proyecto Carlos Velasco se han rodeado de un trío que le viene muy bien para presentar estas canciones que se mueven en tiempos medios e incluso en formatos cercanos a la balada y muy ‘bluesis’. Sólo That old touch, donde participa el saxofonista Santi Ibarretxe, se aleja de esta norma.

Lo mejor de un debut, discográfico en este caso, no es el inicio en si mismo, sino lo que está por llegar.

J. Outis