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Aterkings, en su reválida nacional


Típicos vascos brutos pero bonachones, los de Markina siguen en sus trece en su reválida racional y ordenada, pero no pierden la onda a pesar de travestirse.

Hey, aquí estamos hoy compartiendo espacio con los más castas del circuito vasco. Se trata de los Aterkings de Markina/Elgoibar, cinco pájaros que no han perdido el sentido lúdico del rock and roll.

OSCAR CUBILLO

Hey, aquí estamos hoy compartiendo espacio con los más castas del circuito vasco. Se trata de los Aterkings de Markina/Elgoibar, cinco pájaros que no han perdido el sentido lúdico del rock and roll. «Claro que no. Nosotros tocamos para pasarlo bien y punto. Cuando no pretendes más que disfrutar de lo que te gusta, vas bien. Pero cuando se te va la olla y te vendes por cuatro duros, te crees San Dios o portavoz de causas, pueblos, etcéter, entonces, bufffff... Nosotros ensayamos un día, el viernes a partir de las diez de la noche, y eso es lo mejor de la semana. Te digo yo que más lúdico que esos viernes no habrá muchas cosas, y hasta aquí puedo contar, je, je...».

Se torna misterioso Mikel Txurruka, alias Txurru (guitarra y coros), antes de que tercie Alberto (guitarra y órgano), el componente pensante del quinteto atorrante: «¡Qué se va a perder el sentido lúdico del rock and roll! Yo no lo veo así... Para mí, los conciertos de Atom Rhumba, Boogie Punkers o NCC son diversión, una fiesta. Lo que pasa es que hay mucho personaje dureta y mucha pose e influye demasiado lo que más pega en el momento, tanto en letras como en estilos. Nosotros nos reivindicamos no dándole importancia a esas cosas y riéndonos de nosotros mismos. Va por ahí la idea de la portada y alguna que otra letra friki».

Aunque sepamos la respuesta, les soltamos si son así en su vida diaria y salta Txurru antes de desaparecer: «¡Nooooo! En nuestra vida privada somos responsables, solidarios y guapos, vamos a misa, escuchamos a Dover y a Maná, nos comportamos con seriedad, no bebemos y lo único que vemos de la tele son los documentales. Ah, y los partidos de la selección nacional». La española, claro.

Cedamos el micrófono a Alberto: «Ya nos conoces un poco y sí, somos así. Por ahí fuera nos dicen que damos el típico tipo vasco bruto pero bonachón. No debes vestir de una manera diferente para salir a un escenario, ni seguir ciertas costumbres que hay por aquí... Debes hacer lo mismo que en un ensayo, sólo que en directo se cobra y la bebida es gratis».

**Goiko, el líder**

El lector que se haya topado en directo con los Aterkings sabe que sus bolos son impactantes, pero nos preocupa que estos chicos puedan perder el entusiasmo según los van dando. O sea, que les erosione la ilusión por morder y por sorprender al oyente. Reflexiona Alberto: «La verdad es que para nosotros ir a tocar es sinónimo de pasarlo bien, desde que cargamos la furgoneta hasta que regresamos a casa. Sabemos que vamos a echarle un par vayamos a donde vayamos, sea ante poca gente en una sala pequeña o ante mucha más en las fiestas de Bilbao».

La voluntad, añade, es disfrutar. «No sé si buscamos sorprender al oyente, pero cuando estás tocando y ves a le gente bailando, saltando y demás, te das cuenta de que tu actitud transmite y que abajo se divierten. Eso también contagia al que toca y se monta la fiesta. Acaba el festi y siempre se te acerca alguien y todo sigue y sigue hasta el amanecer. Tenemos actitud para exportar, por eso nuestro directo gusta tanto en Oviedo como en Durango».

Goiko, el líder de los Aterkings, como se indicaba en su primera maqueta, es el puto amo (a ver si aquí sólo los grupos van a poder expresarse como el pueblo llano) y está muy influido por Iggy Pop. «Creo que la casta le viene a Goiko de su padre, que no es de Detroit, no -señala Alberto-. Este verano nuestro líder pasó por el altar y se montó un festi después del banquete. Te puedo decir que su padre es un viejo rockero que baila sin parar y que cantó con nosotros más de un tema».

Los Aterkings continúan en Gaztelupeko Hotsak, sello amigo. «Para nosotros era importantísimo que quien llevase el tema discográfico fuese cercano; más que nada, porque no queríamos un contacto telefónico y bolos descoordinados... Y nos ha salido bien. Aparte, desde que entramos, se han incorporado al catálogo grupos como Señor No, Los Coronas o Sexty Sexers, lo cual dice mucho sobre lo que gusta el rock a Xarra», halaga Alberto al capo de la empresa.

En Gaztelupeko salió su debut, ‘Rock’N’Roll’ (04), y aún no saben cuánto vendió. «Nos preocupan poco de las ventas; lo que nos vale es el directo. Somos un grupo de bolos y nos contentamos con pasar un día con Eddie & The Hot Rods o con gozar de un pequeño tirón por Asturias, Madrid y demás sitios que nos quedaban tan lejos al principio».

Para el CD Aterqueens, los Aterkings se han travestido en plan New York Dolls y no porque se lo haya pedido el venezolano Zerolo. «Me da que a Zerolo le va más Fangoria que el R&R», sospecha Alberto antes de alegar que no se trata de una portada homófoba. Dentro de la rodaja, los de Markina/Elgoibar, a sus 32 años de edad media, no inventan la rueda, sino que crean rock and roll con la cabezonería de 9 Pound Hammer, las melodías de los Ramones, la lisergia y el embate garajero de los Lords Of Altamont (‘Chulo de barrio’).

El portavoz pensante lo desentraña. «Es bastante más racional y ordenado que el anterior, pero sigue manteniendo la frescura». Los teclados, opina, tienen más peso y protagonismo y hay canciones de medio tiempo y con arreglos más estudiados. «También tiene toques psicodélicos a lo Primal Scream, o más retros en plan 13th Floor Elevator o Small Faces, y sigue la escuela australiana vía New Christs. El anterior era más impulsivo y mostraba el afán de los grupos en su primera grabación». En tres idiomas

Las letras van en tres idiomas (euskera, inglés y castellano), pero no son muy profundas, a no ser que se nos escape algo por la falta de estudios. «La verdad es que no hemos perdido mucho tiempo en escribirlas. Alguna roza lo absurdo a propósito». Incluso cantan ‘Chulo de barrio’, lo que nos extraña, pues dudábamos de que en su pueblo, tan pequeño, hubiera barrios. «Joder que sí -estalla Alberto-. Hay curriquis de barrio, gente zumbada y personajes varios. Casi todo el mundo tiene mote. Es gente con casta, bastante mejor que alguna otra del famoseo madrileño que nos presentó el Turmix. Nos quedamos con la persona y no con el personaje».

Preguntamos a Alberto si curran en la huerta, la obra o la NASA, y nos explica: «Hombre, hay quien ha sido hortelano y buen cocinero, hay quien sigue en la obra y los otros andan en una fundición, de chispas, en el transporte y hasta en una mútua de accidentes a la que los del grupo estamos asociados... A todos nos la sopla la NASA, aunque un tema hable de un meteorito que está al caer, je, je, je...».

Así son estos chicos, que molan porque, entre otras cosas, se les ve en bastantes bolos capitalinos: Drones, Gallon Drunk... «Venimos a aprender», nos contó el Goiko hace un par de años en uno de los DTs en el Azkena. «Vemos un festi por finde, más o menos. Somos más forofos de la música que músicos. Desde chavalillos, cuando no teníamos carné, íbamos a dedo al Txitxarro, a Vitoria... Hay más oferta que demanda y eso es peligroso, sobre todo porque tanta competencia de buenos grupos guiris nos lo va a complicar a los de aquí a largo plazo. Es un lujo que a esta zona vengan el próximo fin de semana Yo La Tengo, MC5 o Nomeansno, pero la verdad es que siempre coincidimos los mismos en los conciertos».