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Arima Beltza | Crecidos


Sobrados, seguros y sentidos llegan los de Elgoibar, cuyo blues filobritánico ha mutado en poderío boogie con destellos de Led Zep, AC/DC, J Geils Band...

ÓSCAR CUBILLO

Es apreciable y disfutable la evolución de Arima Beltza, enfático combo guipuzcoano de blues-rock que, partiendo de la sencillez técnica de los doce compases convenientemente amplificados, ha forjado un repertorio con predicamento entre los rockeros. Ya nos habían chivado que el Alma Negra quería tender al rock, que es lo que más le pone a la peña. «La verdad es que nuestra tendencia hacia el rock no se ha debido a motivos de público o comercialidad. Ha sido una evolución natural. Cuando comenzamos Aitor y yo, allá por el 95, ambos estábamos muy metidos en el blues. Escuchábamos mucho, pero también rock, sobre todo yo. Iñigo y Trini, en cambio, venían del rock y del heavy, pero nosotros empujamos a la banda al blues. Se notaba la influencia de los bluesmen británicos de los 60 y 70, lo que nos daba fuerza y agresividad, especialmente en directo. Con el tiempo, la garra del rock ha ganado terreno al blues. De todos modos, no creo que hayamos renunciado a éste. En ‘Mundurako ateak’ hay momentos y ritmos muy bluesies. Siempre hemos sido un grupo de blues& rock, sólo que ahora más rockero. Y eso, quieras que no, siempre atrae a más gente», expone el siempre enfático y simpático cantante, Jon Gurrutxaga.
Ya que estamos, juguemos a separar sus favoritos entre el rock y el blues. «En cuanto a blues, siempre he escuchado a los clásicos: Howlin’ Wolf, John Lee Hooker, B.B. King, Robert Johnson... Recuerdo que el hermano de un amigo del instituto me grababa unos recopilatorios titulados ‘Play me the blues’. No paraba de escucharlos, y siempre me quedaba con los armonicistas y mis favoritos son Sonny Boy Williamson y Little Walter. También me gusta Buddy Guy, que es más actual... Entre los bluesmen blancos, mis favoritos siempre han sido John Mayall, Eric Clapton, Stevie Ray Vaughan y Johnny Winter, por citar algunos. Le tengo especial cariño a Rory Gallagher. Una pena que no haya podido verle en directo».

Y añade Gurru sobre el rock: «Siempre he sido de Led Zeppelin y los Allman Brothers. También Alonso. Hoy en día me apasionan Gov’t Mule y Derek Trucks. Jimi Hendrix, Free, Bad Company, AC/DC, Lynyrd Skynyrd, Rainbow... La lista es muy larga. Patxi también es muy de Led Zeppelin». Sí, así la voz como las bases, son muy Led Zeppelin, grupo fundamental en las nuevas bandas guiris yanquis.

«Está claro que nos gustan, sobre todo a Patxi y a mí. Rompieron muchas barreras y fusionaban el rock con el blues, el folk, el hard... Siempre he sido fan de Led Zeppelin por su cantante, Robert Plant, y su batería, por supuesto, el gran John ‘Bonzo’ Bonham -apuntemos que Gurru baqueteaba y cantaba al principio-. Los demás componentes no son tan fanáticos. Tampoco hemos ido a sonar así. También me gustan mucho, quizás incluso más, cantantes como Paul Rodgers, Eric Burdon o Glenn Hughes. Al final, es una mezcla».

Impactados

Nosotros quedamos impactados con la primera audición de su tercera rodaja, ‘Mundurako ateak’, en la que se percibe su aprendizaje, pues se les ve sobrados, seguros y sentidos. «Llevamos muchos años juntos y muchos kilómetros en la carretera, y es normal que se note. El nuevo guitarrista, Patxi Zabaleta, se ha acoplado a la perfección. Nos conocemos desde hace mucho y la química ha surgido enseguida. Hemos aprendido muchísimo durante estos años, tanto a nivel musical como grupal».

Un poquito de historia. Arima Beltza arrancaron en Elgoibar en septiembre del 97. «Aitor y yo llevábamos dos años haciendo versiones en casa, en la oficina del padre, hasta que pudimos ensayar en una vieja fundición del pueblo. Nuestro objetivo era formar una banda de blues». Siempre editando en la marca de Soraluze Gaztelupeko Hotsak, debutaron con el EP de seis cortes ‘Arima Beltza’, «el más blusero de todos. Contiene un homenaje instrumental al gran Rory Gallagher. Las canciones son más primitivas, como el propio blues clásico, pero tienen un sentimiento especial. Además fue grabado en un estudio muy modesto, y eso le da un toque muy añejo. Vendimos unas dos mil copias y fuimos nominados en los Premios de la Música al galardón a la mejor canción en euskara con el tema ‘Arima Beltza’».

El su reválida, ‘Blues sustraia’, dieron el salto. «La presencia rockera es mayor, pero sin renunciar al blues. Claro ejemplo es el tema que titula el álbum, de raíces negras y grandes pasajes de armónica. Este disco puso las bases para encontrar nuestro sonido. Se vendieron unas tres mil».

Mundurako ateak es estupendo. Variado y bien grabado, sincero y sin alharacas. Con un pie en el blues y el otro en el rock, cada músico usa su instrumento pensando en el conjunto y cada canción puede ofrecer referencias diferentes, como la primera, donde caben Mayall, Free, AC/DC y 5 Horse Johnson. La segunda pasa del brillo de Alligator a la efusividad de la Steepwater Band. Y, en el resto, hay hard rock al filo, soul sensual a lo Isley Bros, el calibre sudista de los Lynyrd, la feliz facilidad compositiva de la J. Geils Band, boogie y swing, rock lanzado y hasta funk.

Gurru lo presenta. «Es muy rockero, pero al mismo tiempo tiene pasajes con mucho blues. Estamos muy satisfechos con el resultado. El sonido y la producción son impecables. El productor, Natxo Liberty, ha hecho un gran trabajo. Y las canciones son más redondas: los riffs de guitarra están muy definidos y son muy potentes y los solos están muy bien pensados -no le falta razón, ¿eh?-. En cuanto a los estribillos, creo que son más pegadizos, una característica muy del estilo rock».

Venga, las letras. «Hay sensaciones, experiencias personales... También tocamos el tema de la guerra, en concreto, la de Irak, en ‘Uso txuria’, que, paradójicamente, lleva como título el icono de la paz. La mayoría las hemos escrito Iñigo y yo, y, como en anteriores ocasiones, ha participado Aitzol Garmendia, gran amigo y diseñador de la web y del disco».

Lengua y mercado

Arima Beltza son euskaldunes y les solemos ver hablando emocionados en conciertos de toda condición celebrados lejos de su pueblo. Y, ahora, nos da por pensar que en castellano se podrían comer un montón y dar más bolos y salir fuera. Observa Gurru: «Nos abriría algunas puertas, pero también las cerraría aquí, en Euskal Herria. De todos modos, nunca nos lo hemos planteado. Mi lengua materna es el euskera y me sentiría muy raro cantando nuestras canciones en castellano. Creo que no podría. Sí, en cambio, en inglés. Nuestras referencias son anglosajonas y hacemos muchas versiones de grupos en inglés. De todos modos, el año pasado tocamos en Galicia y Andalucía, y la respuesta fue muy buena».

Por lo que hemos visto en sus bolos y por su cancionero, diríamos que el público de Arima Beltza lo componen adictos al rock euskériko, fans del blues y algunos heavys atrapados por el poso hard. «Hay de todo. En nuestros conciertos puedes encontrar veteranos y fieles seguidores del rock clásico, fanáticos del blues y jóvenes atónitos por esos sonidos que nunca han escuchado en la radio de la cocina. Es una gran mezcla. Y eso es bueno. Creo que hacemos un estilo de música que puede captar a diferentes gentes y generaciones. Además, con este disco creo que vamos a llegar a un mayor público, ya que los sonidos rockeros no son tan extraños entre los jóvenes».

Y mentemos sus directos. «Como siempre, sacaremos toda la energía que tenemos dentro. Serán conciertos potentes y directos. Tocaremos versiones de Led Zeppelin, ZZ Top o Black Crowes. Hace un par de semanas estrenamos un set acústico en Elgoibar. Si el ambiente y el sitio son adecuados, también podría ser una parte del encuentro».