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Gracias por oír música difícil

El pianista Mikel Andonegi nació en San Sebastián, vivió 15 años en Nueva York y lleva dos en Londres, donde lidera el combo de jazz "4 Brothers And A Ghost"


Iturria: El Correo
Eguna: 2008/01/08

Los músicos vascos de jazz se ven abocados a la emigración. De jóvenes, para perfeccionar su formación. De no tan jovenes, para asegurarse un hueco en la profesión. Por ejemplo, los hermanos De Diego, bilbaínos, trabajan en Barcelona, donde ahora aprieta fuerte la competencia de instrumentistas sudamericanos que lo tienen todo para reventar el mercado: técnica, 'feeling', estética y... un caché que barre a la baja.

El pianista guipuzcoano Mikel Andonegi se encaminó hacia Estados Unidos, donde 'The New York Times' calificó de 'cautivadora' su pieza para ballet 'Fragile Stone Theory', y ahora trabaja en Inglaterra. «Viví en Nueva York 16 años y tengo 43. Resido en Londres desde hace dos. He tocado toda clase de música, aparte de jazz. Sobre todo soul y pop. También soy cantante. El nivel en Nueva York es el más alto que he visto, sin duda. Ganarse la vida tocando jazz es casi imposible en todas partes si quieres hacer música original. La mayoría malvive en bodas, hoteles y restaurantes».

Desde pequeño

Andonegi se define como autodidacta, dice que el jazz le interesa «desde pequeño», y comenzó en la música en el seno del grupo donostiarra M-ak, donde coincidió con Xabier Montoia y Kaki Arkarazo. Entre sus influencias destaca a Greg Osby, Steve Coleman y, ahora, a Jason Moran y Vijay Ayer. «En fin, la nueva música de la ciudad de Nueva York», señala.

El guipuzcoano opina que el circuito de jazz vasco, al margen de la eclosión estival con tanto festival (Getxo, San Sebastián y Vitoria), apenas debe envidiar al resto del mundo civilizado, donde resulta igualmente arduo mantenerse con dignidad. «Ganarse la vida tocando jazz original es muy difícil en todas partes. La gente se busca la vida tocando en bodas, restaurantes y tal. En Euskadi no está mal la cosa comparándola con otras partes».

Él pulula hoy día por la dinámica Londres, donde encontró a los componentes de su combo, 4 Brothers And A Ghost (4 Hermanos y un Fantasma). «En Europa no se trabaja tanto la faceta rítmica», reconoce. Aquí le escudan cuatro guiris: Dan, Tom, Will y Laurie. «Tienen en común que desean crear cosas nuevas intentando conocer lo hecho antes».

Con ellos ha registrado un disco homónimo editado por el sello Errabal, filial de la marca guipuzcoana Gaztelupeko Hotsak, que en tiempos recientes anda lanzando muchos CD. Algunos excelsos y todos competitivos. «Nos conocimos a través de Internet. De casualidad. Errabal siente respeto por los músicos y la música, y estoy muy contento con los conciertos que hemos dado en Vizcaya y con el disco».

El álbum homónimo es, como revelan los ejecutantes, un homenaje a Lester Bowie y Eric Dolphy, o sea jazzistas que vivieron el paso del hard bop al free. De las siete piezas, tres son improvisaciones, un par se arriman al funk (una de las características del hard bop) y el resto del repertorio se despliega en la estela del Art Ensemble Of Chicago, o sea, a tempo lento y en largos desarrollos.

Se trata de un disco que requiere atentas y repetidas audiciones. No debería ser oído de fondo, pues la melodía no impera. Por otra parte, la crítica erudita lo ha puesto por las nubes. «Sí, hemos recibido pocas críticas, pero positivas. Gracias a ti por escuchar, no es música fácil. A ver si volvemos a actuar en Euskadi. Tocamos principalmente en Londres, y también en sitios cercanos: Cambridge, Oxford... Y a veces hay oportunidad de viajar y hacer festivales».

 

LONDRES. Músicos norteños ganándose las alubias con el jazz. Andonegi, a la derecha