Trayectoria
Quien tenga la costumbre de acudir asiduamente a algunos de los numerosos conciertos que se organizan a lo largo y ancho del País Vasco, seguro que habrá coincidido alguna vez con Hasier Oleaga, uno de los músicos vascos y jóvenes más activos de los últimos años. Su estatura física, su larga melena, los gestos que hace al tocar la batería y la pasión que transmite, sea cual sea el estilo de música que está interpretando, no pasan desapercibidos para nadie. Es un músico de los que atraen todas las miradas, no importa quién esté a su lado, y lo consigue sin tener que tocar alto y fuerte –que también lo hace si es necesario- ni realizar largos y espectaculares solos. Oleaga goza y disfruta cada golpe de tambor que da, demuestra sensibilidad en la manera de acariciar los platos, y consigue que el espectador sienta lo mismo viendo y oyéndole. Su estatura musical es acorde a la física.
Hasier Oleaga (Bilbao, 1979) comenzó a tocar la batería con sus amigos, antes incluso de que supiese si era un instrumento que le gustaba. Siendo niño inició los estudios de solfeo y piano, pero enseguida se dio cuenta de que la pedagogía utilizada en la enseñanza de música clásica no era de su agrado y decidió dejarlo. Unos años más tarde su grupo de amigos decidió crear eso, un grupo, pero de música, lo llamaron Ez Zak Etsi! (No desistas!), y en el reparto de instrumentos a Oleaga le tocó la batería. Afortunadamente, la batería le devolvió las ganas de hacer música, y paradójicamente le abrió un camino hasta entonces desconocido para él: el del jazz. En efecto, al mismo tiempo que recibía clases de batería, se propuso a sí mismo oír discos de jazz. No fue fácil, era una música que no le gustaba y que no entendía, hasta que escuchó A Love Supreme de John Coltrane. Aquel disco le decía algo, le transmitía nuevas emociones y sentimientos, y le provocó unas ganas enormes de conocer más, de escuchar más y más discos. Desde entonces Hasier Oleaga vive atrapado por el jazz, tanto por la esencia misma de la música como por la oportunidad que le brinda de conocer continuamente nuevos músicos y actuar con ellos. “La batería no es mas que una excusa. Lo importante es el componente social de la música, conocer gente y vivir juntos momentos hermosos. Compartir. Eso, en mi caso, está unido al jazz”.
Es algo que ha practicado en todos los sitios en los que ha estado. En el Taller de Musics de Barcelona, en Menorca, en Gasteiz, en el conservatorio Musikene de Donostia… siempre ha hecho amigos y ha formado parte de diferentes grupos. A pesar de su juventud, no es nada fácil hacer una lista exhaustiva de los grupos con los que ha actuado o con los que ha grabado discos. Tan sólo en el ámbito del jazz, podemos encontrar su nombre asociado a Nevermind Trio, The Heckler, RS Factor, Kase-O Two Quartets Experience, Sant Pau 44 Quartet, Miguel Salvador Project, Iñaki Salvador Trio, Zafari Project, Teresa Zabalza Quintet, Jeronimo Martin Trio, Asociación Libre Orquesta… Además, ha acompañado a algunos de los más reconocidos cantantes vascos (Mikel Laboa, Gari o Mikel Urdangarin), y actualmente es miembro de los Mugalaris de Ruper Ordorika.
Hasta ahora hemos conocido a Hasier Oleaga como miembro de proyectos liderados por otros músicos, pero apenas ha actuado como líder de una banda a su nombre. Ha preferido que fuese así. Por ello, Cantus Caterva es un proyecto muy especial en la trayectoria del músico bilbaíno, pues recoge diez composiciones –algunas de ellas son canciones- escritas por el propio Oleaga. Para ello ha reunido a músicos de gran experiencia y calidad, muy conocidos en el mundo del jazz, con los que ha grabado este primer disco a su nombre. Se trata de Iñaki Salvador (piano), Mikel Andueza (saxofón), Julen Izarra (saxofón), Jon Piris (contrabajo), Fernando Neira (bajo eléctrico) y Jorge Abadías (guitarra). Contando también con la colaboración de Teresa Zabalza (voz). Ello le ha permitido trabajar con diferentes formaciones y sonidos: cuarteto de jazz acústico, trío de piano, quinteto y sexteto eléctricos, y en las dos últimas canciones, sin sección de viento y dejando el peso de la melodía en manos de Iñaki Salvador y Jorge Abadías. La unión de dos generaciones de músicos añade interés al proyecto.