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Un batería y muchos pianistas

Hasier Oleaga y grupo y la reunión de afamados pianistas ofrecieron ayer una sesión del mejor jazz


Iturria: Diario Vasco
Eguna: 2012/07/23

I. ZARATA

 

 
Se acabaron ayer los latinismos en la tercera jornada de la Plaza Trinidad y hubo una propuesta muy profundamente jazzística, la más centrada en el género de las veladas habidas en el viejo escenario donostiarra durante este Heineken Jazzaldia. Afortunadamente, continuaron la bonanza meteorológica, las temperaturas suaves y los amables cielos que están ayudando a festejar las jornadas sin recurrir a la tristeza de los chubasqueros. Así que crucemos los dedos, invoquemos a San Miles Davis, que en los cielos debe andar, y a quien se le recordará expresamente esta noche en la última sesión del Festival en la plaza, y que la fiesta termine con los elementos naturales en paz.
Sí han retornado otros elementos exteriores a la música. Cuadrillas de establecimientos gastronómicos cercanos que cuanto más sutil es el mensaje creativo más vociferan. O el hábil camarero que espera a la balada íntima para vacíar su estrépito botellero en el contenedor de reciclados. No se enfaden, es la 'Trini' y es lo que hay.

Tocar en grupo

Es Hasier Oleaga un músico tan ancho de ganas creativas y de divertirse como de pantalones (a la oriental); y tan largo en colaboraciones musicales como sus melenas. Estuvo en la primera tarde de este Jazzaldia, como Nevermind Trio, en un escenario muy esquinado y dio ayer el salto sin red volviendo al cartel del festival, nada menos que en el tablado de la Plaza Trinidad. Venía con su primer disco propio, 'Cantus caterva' que en latín es algo así como grupo de canto.
Grupal, colectivo y muy social (sonrisa en ristre) es este batería que ha grabado con el citado trío y colaborado con una inabarcable lista de colegas: The Heckler, RS Factor, Kase-O Two Quartets Experience, Sant Pau 44 Quartet, Zafari Project, Asociación Libre Orquesta.
Se rodeó ayer de la gente que le ha arropado en la grabación, con presencia de altos apellidos del jazz vasco: el pianista Iñaki Salvador, los saxos de Mikel Andueza y Julen Izarra y Jon Piris al contrabajo.
Con semejante sustento instrumental, el bilbotarra dominó con libre juego de manos y concentrada sensibilidad e imaginación cada golpe, roce o caricia de sus baquetas sobre parches, tambores o platos.
Traduce Hasier sus composiciones con imágenes y sentimientos tan dispares como la mala leche por las cacas de pájaro en tu coche ( 'Ziriña'), el agobio turístico estival ('Udantza'), las prisas ('Denbora barik'), reflexiones vitales o sociales ('Eredua', 'Erakusleihoa ispilu denean', 'Eskola loka', 'Hondar erlojuaren metafora', 'Mamu sumoak'), retazos humanos ('Tapitan tabernikola') o juegos numéricos ('Hamahirugarrena'). La sesión fue armónicamente elegante y muy académica.

El batería vizcaíno Hasier Oleaga, en la primera parte del programa de ayer en la plaza Trinidad.
:: JOSEMARI LÓPEZ

Ménage à quatre
'An Evening with Two Pianos' recuerda títulos parecidos como 'An Evening With Two Grand Pianos' de Hank Jones y John Lewis. La gran diferencia es que tras esta nueva denominación hay también dos grandes pianos, pero quienes los tocan son cuatro músicos: Kenny Barron, Mulgrew Miller, Eric Reed y Dado Moroni. Algo así como rejuntar a cuatro campeones de primera en cualquier ejercicio humano.
La gimnasia que sus manos protagonizaron anoche sobre las piezas de marfil pareció arrolladora, al menos en el tramo que esta crónica de urgencia nocturna pudo cubrir.
¿Destacados? Afortunadamente, no se trataba de una competición porque no es fácil clasificar la sabiduría y técnica individual de ese cuarteto de brillantes ejecutantes. ¿Barron, Miller? Buena quiniela, si se hubiera hecho una encuesta a la salida de la refinada sesión, que pasó por todo tipo de operaciones posibles en un 'ménage à quatre': solos, dúos, tríos y cuartetos. Noble demostración de camaradería musical con el maestro Thelonious Monk como influencia y cuyas composiciones fueron la fuente mayor de todo el recital.