Alberto Arteta saxofonista navarro es un nuevo valor de la escena
vasca del jazz contemporáneo que nos presenta su segunda grabación junto
al Alberto Arteta Group, ‘The Legacy’ editado por el sello Errabal.
Arteta comienza sus estudios de Jazz en el Conservatorio Superior de
Música Pablo Sarasate de Pamplona, después reside en Ámsterdam, donde
estudia ‘Saxophone Jazz Bachelor’ en el Conservatorium Van Ámsterdam,
recibiendo clases de Dick Oatts, Gerald Clayton o Dave Douglas entre
muchos otros, obteniendo el reconocimiento al mejor instrumentista de su
promoción.
Colabora también en diferentes proyectos musicales como: The Broken
Brothers Brass Band, Pirineos Jazz Orchestra, Kike Arza Quintet, Anaut,
Baca Quartet, Talka Ensemble, Ulrich Calvo Group, Max Canalda Quartet,
etc… incluyendo la grabación de varios discos con algunas de estas
agrupaciones.
Es un músico curtido por los escenarios de numerosos festivales y
clubes y que ya había publicado su primer disco ‘Bat’ en el 2014. Un
buen disco que dejaba el listón alto.
En este •The Legacy’ Alberto Arteta sigue la línea de su anterior
trabajo y nos demuestra su evolución con un repertorio formado casi
exclusivamente por composiciones propias, tan solo hay sitio para una
versión al final de la grabación, ‘My Romance’ de Richard Rodgers que
cierra el disco.
La musica, jazz contemporáneo, ortodoxo y con feeling, sobre todo en los blues y tempos lentos que siempre ha bordado.
Es un jazz personal bien compuesto y organizado que rezuma calidad.
El grupo de altura, aparte de Arteta al saxo tenor, Sacha Soriazu
esta al piano, Luís Jiménez se ocupa de la guitarra, muy presente a lo
largo del disco, y la sólida base rítmica la formas Kike Arza en el
contrabajo y Juanma Urriza a la batería.
El disco propone temas largos como ‘Zuri Beltz’, el bello ‘Dezagun
Gutxi Dezagun Beti’, el más rítmico ‘The Legacy’, el tranquilo ‘Azken
Aurreko Aitorpena’ o el tiempo de marcha de ‘1512’ año en que Navarra
perdió su independencia.
Más profundo e introspectivo es ‘P.C. Jauna’, mi tema favorito.
Intercalados como pequeños ejercicios improvisatorios temas que duran
escasos segundos y que buscan la sorpresa en un disco que gusta de los
ambientes y atmósferas relajados.
Estamos ante un trabajo muy personal y valido, con alma, que se puede y debe disfrutar a gusto.
I. Ortega