Dos artistas de gran personalidad

enero 20, 2014

La fortuna o el destino. Hace unos meses Unzu encontró por sorpresa aquella casette que ya daba por perdida, y decidió volver a enseñarle las canciones a Murugarren. Comprobaron que no solo no habían envejecido, sino que el tiempo les había sentado bien, sonaban actuales, y decidieron retomar el proyecto. En esta ocasión no había nada que impidiese la colaboración. Txuma escribió de nuevo las letras -no guardaba ninguna copia de las anteriores- y Unzu se encargó de trabajar los arreglos de las canciones. Para la grabación han tenido la ayuda de dos miembros del trío de jazz-rock instrumental Buffalo (el bajista Joanes Ederra y el batería David Gorospe) y del pianista Rafa Aceves, habitual en los discos de Murugarren.

 

Este disco ha dado la oportunidad de vivir nuevas experiencias, tanto a Murugarren como a Unzu. Es la primera vez que Murugarren canta temas compuestos por otra persona, y al mismo tiempo, supone el estreno de Unzu como compositor de temas pop-rock. Dice que lo ha hecho desde una perspectiva “algo naif, producto del juego y de la necesidad de hacer música con cierto descaro y despreocupación”. El resultado es en algunos aspectos diferente a la obra anterior de Murugarren, pero tampoco supone una ruptura radical dentro de su trayectoria. Así, la canción que abre el disco, Bidaia etengabea, hace una labor de puente musical con el anterior trabajo de Txuma, B aldeko kantuak (2010), al cual también podría pertenecer Ongi etorri, en la que Murugarren vuelve a hablar de “canciones oscuras, letras contrahechas, que nadie quiere escuchar”.

 

En varias de las letras se aprecia la sombra de la actual situación de crisis que vivimos (Bihotza unaturik, Lagun dohakabeak), pero sobre todo hay sitio para la esperanza (Fortunatu bakoak, Gaueko zubiak) y la posibilidad de escapar e iniciar una nueva vida (el disco se cierra significativamente con Egun berrian), tema habitual en el cancionero de Txuma Murugarren. Por otro lado, Joanak joan es una canción generacional en la que Murugarren se dirige a aquellos amigos de juventud que hoy ya no están -“recordarás el sonido de mi voz? Entenderás el gesto que te hago?”- al tiempo que musicalmente trae al recuerdo el pop-rock guitarrero y urgente de Sasoi Ilunak.

 

Pero las canciones son de Unzu, y su mano se puede apreciar sin esfuerzo, no solamente en su excelente técnica con la guitarra, sino también en el amplio abanico que abarcan los arreglos y la producción de cada canción, que va desde el riff de blues tejano de Ongi etorri hasta el ambiente jazzy de Zaldi izutuak, pasando por los sintetizadores ochenteros de Lagun dohakabeak, la sofisticación de Gaueko zubiak, la ternura acústica de Belar moztu berria o los aires brasileños de Larruazal lehorra.

 

14 abesti eta hamahiru istorio txiki es un verdadero trabajo de colaboración entre dos artistas de gran personalidad, que han logrado fusionar sus diferentes identidades y virtudes artísticas en un disco coherente y especial para ambos.

 

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