Andrés Portero. Bilbao -
El guitarrista bilbaino Miguel Salvador acaba de publicar su tercer disco, Código
(Errabal), en formato de trío y con la participación estelar del
saxofonista Javier Alzola, miembro del grupo Fito y los Fitipaldis.
Músicos curtidos de la música vasca como el batería Hasier Oleaga y el
contrabajista Jon Piris completan la formación de un CD “de jazz
tranquilo y ambiental”.
Editado en la filial jazz de Gaztelupeko Hotsak, Código,
palabra que “dice muchas cosas” y alude al sentimiento que “nos mantiene
unidos”, cumple el sueño de Salvador y Alzola, amigos que han tenido
que dejar pasar los años para compartir disco.
“La agenda de Fito y los Fitipaldis está muy apretada. En los parones
de las giras sí tocamos bastante, pero no había manera de grabar. Al
final, lo hicimos en un solo día”, según Alzola. El CD se grabó en los
estudios Pan Pot (Urduliz), en “un ambiente muy familiar, en cabinas
individuales, viéndonos las caras y tocando en directo en tres tomas, de
la que se eligió la mejor de cada tema”, indicaron a DEIA.
Las “historias personales y experiencias” de Salvador conforman su
nuevo disco, CD con un jazz “más tranquilo y ambiental” que sus dos
anteriores, repleto de “melodías sugerentes, fácil de escuchar y que
puede sonar a banda sonora”, indicó, con guiños a Bill Frisell -“en el
uso de espacio y ambientes”- y a Ornnete Coleman en un tema más
free-jazz. “Es jazz contemporáneo y moderno, pero la intención era que
fuera fácil de escuchar”, según afirmó Alzola.
Miguel Salvador ya trabaja para presentarlo en vivo, aunque se ha
quedado fuera de las grandes citas de jazz vascas. “Hay un circuito
sumergido en bares, el problema es entrar en los festivales. De todas
formas, el jazz es una satisfacción personal, no persigo nada
económicamente, solo que cada actuación me dé energías para seguir
preparando cosas”, según el guitarrista.
“El jazz nos gusta, el dinero hay que sacarlo por otro lado”, según
Piris, mientras Alzola destacó la fidelidad del público y circuito de
jazz. “Son muy fieles. Yo no puedo dejar el jazz, me da muchas cosas, te
permite estar ahí más tiempo y abre otros caminos. Además, igual te
escuchan más 40 personas en un bar tocándolo que 16.000 con Fito. En un
estadio vas a lo grande, con el jazz puedes desarrollar la música y
crecer tocando cada día con una intención diferente”, concluyó el
integrante del grupo liderado por Fito Cabrales.