Javi Alzola, saxofonista carismático de Fito & Los Fitipaldis, el
único miembro que no ha cambiado en la alineación del grupo del roquero
español del momento, es parte importante en el tercer y nuevo disco del
guitarrista Miguel Salvador, titulado 'Código' (Errabal). "Es un disco
fácil de escuchar, más melódico y menos complicado que el segundo, muy
tranquilo, con algunos pasajes de free jazz, que me gusta mucho",
describió el líder en rueda de prensa en la SGAE.
Salvador utilizó nombres conocidos para comparar su música, como el
de Ornette Coleman en los temas free y el de Bill Frisell, "que es un
guitarrista que me gusta cómo organiza los espacios y los paisajes
serenos". Lo ha grabado en cuarteto, con él a la guitarra (ha tocado con
Zubipeko Swing o Mauri Sanchís, y es profesor en la Andrés Isasi de Las
Arenas), Hasier Oleaga a la batería (batería actual de Ruper Ordorika y
jazzman con carrera propia), Jon Piris al contrabajo (Zubipeko Swing y
también profesor), y Javier Alzola al saxo (Infussion, Calamaro, Ariel
Rot, Kepa Junkera…).
Lo han registrado en los estudios Tío Pete de Urduliz, en un solo
día. "Se puede conseguir dependiendo del nivel de los músicos. Los
discos clásicos de jazz que conocemos todos se grabaron en una semana,
en sesiones, buscando la fuerza del directo", aseveró Alzola, parte
importante en el sonido del disco, en sus improvisaciones. Para
grabarlo, tocaron tres veces cada tema, como si dieran tres conciertos.
Dos por la mañana, y otro por la tarde, después de comer. De lo
capturado, escogieron las mejores tomas.
Imagen de la portada.
Pretenden presentarlo en directo siempre que sea posible, sobre todo
teniendo en cuenta la apretada agenda de Alzola, cuyo nombre figura
también en la portada de 'Código'. Buscan abrirse paso en festivales y
sobre todo en salas. "Hay muchas salas que ofrecen conciertos. Mantienen
un circuito sumergido, sobre todo en Bilbao, aunque no paguen mucho",
observa Salvador, y opina Alzola: "El jazz siempre tiene un público
fiel. Hay grupos internacionales que pasan por este circuito de salas
que se extiende por todo el mundo. Están ahí y siempre estarán. Lo mismo
sucede con el blues".
Los jazzman vascos sostienen que esta música minoritaria no la tocan
por dinero, sino por satisfacción personal. "El dinero se gana por otras
partes", zanja el contrabajista Piris. Y al interpelar a Alzola si se
toca de modo distinto ante 16.000 personas viendo a Fito & Los
Fitipaldis en el BEC o ante 16 que le ven en un bar, afirma: "Sí, 15.000
personas igual no te están escuchando, y en un bar las cuarenta pueden
estar atentas. Son cosas muy diferentes y en un sitio pequeño puedes
intentar más cosas con la música".